lunes, 21 de septiembre de 2015

Nuestr@ Niñ@ Interior




Cada uno de nosotros sabemos a qué venimos a esta escuela llamada planeta "tierra". Cuando nacemos, en lo más profundo de nuestro Ser sabemos la razón. Además nuestra alma  ya ha escogido cuál va a ser nuestra familia, nuestros grandes maestros. Aquellos que nos enseñarán de una u otra manera a relacionarnos con la sociedad en la medida que crecemos. Nuestros padres nos enseñarán cómo es el respeto por la autoridad; nuestros hermanos, de quien aprenderemos a relacionarnos en el mundo laboral, en fin, en la medida que crecemos en este sistema se nos presentarán experiencias de vida desde muy bebés que nos irán marcando nuestra personalidad, experiencias que una y otra vez vendrán a nosotros hasta que podamos aceptarlas y así mismo aceptarnos a través de ellas.


Debido a la forma como hemos sido criados nos han instaurado ciertas creencias y normas que nos permiten desempeñarnos en los diferentes sistemas a los que pertenecemos, social, familiar, laboral, pareja, etc. Cuando nos negamos a asentir con amor la circunstancia que se nos presenta, ya sea a través de  juicios, críticas, miedo, culpabilidad, etc, entonces atraeremos a nuestras vidas una y otra vez como un imán, la misma circunstancia y personas que nos te mostrarán esta misma experiencia, generándonos en muchas ocasiones traumas o consecuencias emocionales que nos dejarán huella desde nuestra infancia... y desde ahí nos relacionaremos en nuestra adultez con lo que nos rodea..
Todas aquellas circunstancias difíciles que se nos puedan presentar como problemas, fricciones, desencuentros que vamos teniendo con los demás pueden deberse a que cada uno de nosotros llevamos un niño interior herido y que generalmente se nos manifiesta con las personas más cercanas, porque son con las que más tenemos confianza, cercanía y a las que más queremos.
El niño interior herido... se le llama a los daños emocionales que vienen de la infancia, que fueron repetitivos y se instalaron en la persona -como el malestar, dolor, miedo, inseguridad- y que como adultos traemos arrastrando hasta el momento presente.
Lo identificamos porque son sensaciones que nos hacen sentir mal en todo momento o con mucha frecuencia e intensidad. Que no nos dejan hacer lo que queremos, y hacemos cosas inadecuadas de forma repetida. “Quiero hacer las cosas bien, pero termino haciéndolas mal”, la voluntad no me responde.
El niño interior herido lo identificamos, ya como adultos, porque se manifiesta a través de:
- Sentimientos de malestar.- No logramos sentirnos bien ni solos ni acompañados. Por mucho tiempo podemos pensar que la culpa de nuestro malestar es de los demás y ellos son los que tienen que cambiar para que yo esté bien, sin embargo, la fuente del malestar está dentro de cada uno.
- El tipo de relaciones que tenemos con los demás.- Relaciones co-dependientes, relaciones de maltrato, de abuso, que no son equitativas; relaciones matrimoniales en donde uno cede y cede y el otro gana y gana. Incapacidad para resolver conflictos en forma equilibrada.
- Enfermedades.- Presencia de enfermedades recurrentes y que a veces no tienen explicación. Algunas de éstas son ideadas por la mente y por una situación emocional. Enfermedades crónicas y/ degenerativas.
- Adicciones.- En la medida en que vivo con malestar permanente –me siento mal, mis relaciones están mal...- que no logro respuestas a mis problemas, no puedo vivir con dolor perpetuo. Y este dolor emocional, interno, eventualmente se convertirá en dolor físico y por lo tanto yo requiero de un alivio, o al menos de un espacio de alivio.
Cualquier adicción tiene la finalidad de aliviarnos del dolor que sentimos. Pero el alivio que sentimos tiene un efecto temporal pues no cura el verdadero problema y mucho menos, llena el vacío que tenemos en nuestro interior.

Entre las causas de las heridas en el Niño Interior se encuentran:
+ El maltrato.- ya sea físico –golpes, agresión sexual- ó psicológico –burlas, insultos, sarcasmo, desprecio, lejanía emocional, perfeccionismo, comparaciones, chantajes….-. la sobreprotección es un maltrato pasivo, ya que los padres resolvieron los problemas del hijo para que éste no se molestara, cuando en realidad lo que hace es impedir que los niños desarrollen habilidades, a través de su esfuerzo, que van a necesitar toda la vida. La intolerancia a los errores; la falta de límites, entre otras.
Los sentimientos y patrones de comportamiento que aprendimos en la infancia y que los mandamos al inconsciente y que con el paso del tiempo se volvieron automáticos, es lo que ahora nos está atorando en nuestro desarrollo.
En la infancia eran adecuados pero en la edad adulta ya no nos sirven.
Por ejemplo, si cuando era niño tenía que guardar silencio para que no me regañaran, ya ahora como adulto el quedarme callado no me sirve, al contrario, me genera más problemas.
Hoy mi invitación es a tomar a tu Niñ@ Interior de la mano, en tu corazón... darle un tiempo y espacio al día en el cual puedas contactar con él(ella). En la medida que tu Niñ@ Interior , te tome más confianza, seguridad y amor... Tú como adulto lo verás reflejado en tu actuar diario... tendrás más seguridad, más confianza para tomar la vida tal  como es. Estarás más en disposición de decidir por tí y para tí. No serás la copia de nadie... simplemente serás la mejor versión ORIGINAL de tí mismo y cuando esto se logre vivrás en armonía y equilibrio, de la mano de la alegría y con muchos deseos de vivir y cumplir metas!



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