Cada uno de
nosotros sabemos a qué venimos a esta escuela llamada planeta
"tierra". Cuando nacemos, en lo más profundo de nuestro Ser sabemos
la razón. Además nuestra alma ya ha
escogido cuál va a ser nuestra familia, nuestros grandes maestros. Aquellos que
nos enseñarán de una u otra manera a relacionarnos con la sociedad en la medida
que crecemos. Nuestros padres nos enseñarán cómo es el respeto por la
autoridad; nuestros hermanos, de quien aprenderemos a relacionarnos en el mundo
laboral, en fin, en la medida que crecemos en este sistema se nos presentarán
experiencias de vida desde muy bebés que nos irán marcando nuestra
personalidad, experiencias que una y otra vez vendrán a nosotros hasta que
podamos aceptarlas y así mismo aceptarnos a través de ellas.
Debido a la
forma como hemos sido criados nos han instaurado ciertas creencias y normas que
nos permiten desempeñarnos en los diferentes sistemas a los que pertenecemos,
social, familiar, laboral, pareja, etc. Cuando nos negamos a asentir con amor
la circunstancia que se nos presenta, ya sea a través de juicios, críticas, miedo, culpabilidad, etc,
entonces atraeremos a nuestras vidas una y otra vez como un imán, la misma
circunstancia y personas que nos te mostrarán esta misma experiencia, generándonos
en muchas ocasiones traumas o consecuencias emocionales que nos dejarán huella
desde nuestra infancia... y desde ahí nos relacionaremos en nuestra adultez con lo
que nos rodea..
Todas aquellas
circunstancias difíciles que se nos puedan presentar como problemas,
fricciones, desencuentros que vamos teniendo con los demás pueden deberse a que
cada uno de nosotros llevamos un niño interior herido y que generalmente se nos
manifiesta con las personas más cercanas, porque son con las que más tenemos
confianza, cercanía y a las que más queremos.
El niño interior
herido... se le llama a los daños emocionales que vienen de la infancia, que
fueron repetitivos y se instalaron en la persona -como el malestar, dolor,
miedo, inseguridad- y que como adultos traemos arrastrando hasta el momento
presente.
Lo identificamos
porque son sensaciones que nos hacen sentir mal en todo momento o con mucha
frecuencia e intensidad. Que no nos dejan hacer lo que queremos, y hacemos
cosas inadecuadas de forma repetida. “Quiero hacer las cosas bien, pero termino
haciéndolas mal”, la voluntad no me responde.
El niño interior
herido lo identificamos, ya como adultos, porque se manifiesta a través de:
- Sentimientos
de malestar.- No logramos sentirnos bien ni solos ni acompañados. Por mucho
tiempo podemos pensar que la culpa de nuestro malestar es de los demás y ellos
son los que tienen que cambiar para que yo esté bien, sin embargo, la fuente
del malestar está dentro de cada uno.
- El tipo de
relaciones que tenemos con los demás.- Relaciones co-dependientes, relaciones de
maltrato, de abuso, que no son equitativas; relaciones matrimoniales en donde
uno cede y cede y el otro gana y gana. Incapacidad para resolver conflictos en
forma equilibrada.
- Enfermedades.-
Presencia de enfermedades recurrentes y que a veces no tienen explicación.
Algunas de éstas son ideadas por la mente y por una situación emocional.
Enfermedades crónicas y/ degenerativas.
- Adicciones.-
En la medida en que vivo con malestar permanente –me siento mal, mis relaciones
están mal...- que no logro respuestas a mis problemas, no puedo vivir con dolor
perpetuo. Y este dolor emocional, interno, eventualmente se convertirá en dolor
físico y por lo tanto yo requiero de un alivio, o al menos de un espacio de
alivio.
Cualquier
adicción tiene la finalidad de aliviarnos del dolor que sentimos. Pero el
alivio que sentimos tiene un efecto temporal pues no cura el verdadero
problema y mucho menos, llena el vacío que tenemos en nuestro interior.
Entre las causas
de las heridas en el Niño Interior se encuentran:
+ El maltrato.-
ya sea físico –golpes, agresión sexual- ó psicológico –burlas, insultos,
sarcasmo, desprecio, lejanía emocional, perfeccionismo, comparaciones,
chantajes….-. la sobreprotección es un maltrato pasivo, ya que los padres
resolvieron los problemas del hijo para que éste no se molestara, cuando en
realidad lo que hace es impedir que los niños desarrollen habilidades, a través
de su esfuerzo, que van a necesitar toda la vida. La intolerancia a los
errores; la falta de límites, entre otras.
Los sentimientos
y patrones de comportamiento que aprendimos en la infancia y que los mandamos
al inconsciente y que con el paso del tiempo se volvieron automáticos, es lo
que ahora nos está atorando en nuestro desarrollo.
En la infancia
eran adecuados pero en la edad adulta ya no nos sirven.
Por ejemplo, si
cuando era niño tenía que guardar silencio para que no me regañaran, ya ahora
como adulto el quedarme callado no me sirve, al contrario, me genera más
problemas.
Hoy mi invitación es a tomar a tu Niñ@ Interior de la mano, en tu corazón... darle un tiempo y espacio al día en el cual puedas contactar con él(ella). En la medida que tu Niñ@ Interior , te tome más confianza, seguridad y amor... Tú como adulto lo verás reflejado en tu actuar diario... tendrás más seguridad, más confianza para tomar la vida tal como es. Estarás más en disposición de decidir por tí y para tí. No serás la copia de nadie... simplemente serás la mejor versión ORIGINAL de tí mismo y cuando esto se logre vivrás en armonía y equilibrio, de la mano de la alegría y con muchos deseos de vivir y cumplir metas!