martes, 18 de agosto de 2015

Cuánto nos cuesta desarmar nuestro corazón...



Muchas circunstancias difíciles en la vida han hecho que a lo largo del camino nos hayamos colocado armaduras en nuestro "ser" para no sentir el dolor causado porque creemos que todos son iguales y que nuevamente nos volverá a suceder...
Y poco a poco, endurecemos nuestro corazón, entristecemos nuestra alma y apagamos nuestra vida...
Tal vez al colocarnos esta armadura protejamos nuestro corazón del daño que pueda recibir... pero no nos estamos dando cuenta que también está protegido para que no salga lo que nosotros tenemos para dar... amor, ternura, alegría,... y dejamos de sentir, de emocionarnos por las cosas grandes o pequeñas de la vida, porque creemos que llorar está mal, es sinónimo de dolor. No tenemos visto en nuestro corazón que también podemos llorar de alegría.
Y vamos lentamente, ocultando nuestro "ser"para aparentar lo que no somos...para dejar de ser amorosos, emocionales y convertirnos en personas que aparentamos fortaleza.
Porque está rotulado que ser fuertes es sinónimo de no sentir..
No recordamos que en nuestro hermoso corazón está la resiliencia... esa capacidad que todos tenemos de sobreponernos al dolor emocional y a las situaciones difíciles que se nos puedan presentar.
Busquémosla en cada uno de nosotros para que sea nuestra bandera en este viaje llamado "vida", porque la vida es movimiento y si nos quedamos congelados en cualquier situación, nos podrá atropellar invitándonos de forma amorosa al movimiento.
Definitivamente, la vida es como la quieras ver... del color que tú le quieras dar... porque las circunstancias nunca dejarán de pasar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario